España



Conocida por su historia, arte, corridas de toros, flamenco, playas y tantas horas de sol al año, es España, sin embargo, no sólo esto, sino mucho más. Esta tierra es y ha sido desde hace milenios uno de los centros culturales de Europa. Tantas de sus ciudades, e incluso los más perdidos enclaves, albergan monumentos de excepcional valor histórico y artístico, sin mencionar los extraordinarios parajes naturales con que esta añeja península cuenta.

Madrid, la capital de España desde 1562, es también centro geográfico de la Península Ibérica. Su altitud, al estar sobre una meseta, y la cercanía a las montañas que la rodean, influencian su clima, caracterizado por sus veranos calientes e inviernos relativamente fríos.

Como de ella se espera, es ciertamente una ciudad de gran e impresionante monumentalidad, que entre sus puntos culminantes cuenta con un centro histórico peculiarísimo, construido en la época en que la dinastía Habsburgo reinaba en España, de ahí el nombre de "El Madrid de los Austrias", y como no, el Museo del Prado, una de las más importantes pinacotecas del mundo.
Aunque ya sólo por su oferta cultural merece la visita, es Madrid también una capital excepcional mente viva. Su rutilante vida nocturna, con multitud de bares, pubs, café-teatros y discotecas abiertos hasta bien entrada la mañana, la han hecho famosa desde hace muchos años. No le sorprenda por tanto, verse envuelto en un atasco de tráfico a las 4 de la mañana del domingo, y tenga la seguridad de que la mayoría de la gente en ese momento no va camino del trabajo.

Sevilla, la capital de Andalucía, es uno de los lugares más apreciados de España en el exterior. Aunque su influencia arquitectónica musulmana es lo más llamativo, -ya que fue ocupada por los moros durante unos 800 años- mucho antes había sido un centro cultural de gran importancia. En ella se registra la existencia, como primeros pobladores, de una muy alta cultura, la tartesa, un pueblo pacífico y culto del que se sabe gracias a las crónicas griegas y a restos arqueológicos.

La fertilidad de su tierra y su clima favorable con inviernos suaves y alrededor de 3.000 horas de sol al año, (si la ha visitado en Agosto cuando alcanza 47° C a la sombra, quizás le negará el calificativo de favorable a su clima), atrajeron también a Fenicios y Cartagineses a establecerse en esta tierra. Posteriormente llegaron los romanos y la romanizaron. Dos de sus emperadores, Trajano y Adriano, nacieron aquí.


Comentarios